SILVINA OCAMPO NARRADORA: UN ACERCAMIENTO A SU LECTURA por SUSANA BOÉCHAT

SILVINA OCAMPO NARRADORA: UN ACERCAMIENTO A SU LECTURA por SUSANA BOÉCHAT

El año pasado se cumplió el centenario del nacimiento de nuestra Silvina Ocampo: poeta, narradora. Traductora, autora teatral. Había nacido en Buenos Aires, en la calle Viamonte, a pocas cuadras del bajo, el 28 de julio de 1903.Fue por llegada, la sexta hija del matrimonio Ocampo. En su juventud estudió dibujo en París con Giorgio de Chirico y Fernand Legèr. Fue por esta vía que conoció el surrealismo francés. Su valor como escritora ha sido renovado y aumentado en los últimos años. Pensemos en qué familia nació y a quienes tuvo a su alrededor: su hermana Victoria, fundadora de la Revista Sur; además se casa con Adolfo Bioy Casares al que había conocido en 1933 y con el que contrajo matrimonio en el campo en 1940.Además no olvidemos la amistad del matrimonio con Jorge Luis Borges.                                                                                          Pero a pesar que su primer libro de cuentos “Viaje olvidado” (1937) fue criticado por su propia hermana, ya que Victoria decía que tenía los mismos recuerdos de la niñez con Silvina, había compartido jornadas con ella, pero lo que había plasmado su hermana era otra cosa, una realidad deformada por su imaginación. Y allí sin embargo encontramos la simiente de su literatura fantástica que ella supo hilvanar en forma original, sin deberle nada a ninguna de las personalidades de su entorno Para Pezzoni, Silvina Ocampo, la literatura fue una búsqueda de su yo central y lo hizo a través de los personajes de sus cuentos.

 Silvia Molloy habla de “la exageración” en Silvina Ocampo. Lo cierto es que la obra de nuestra autora es reconocida principalmente por su inagotable imaginación por las inflexiones del lenguaje. Dueña de una lengua cultivada que sirve de soporte a sus retorcidas invenciones, la autora disfraza su escritura con la inocencia de un niño para nombrar, ya sea con sorpresa o con indiferencia la ruptura en lo cotidiano que instala la mayoría de sus relatos en el territorio de lo fantástico.

Su escritura se desenvolvió entre lo tradicional y lo surrealista, pero siempre con un toque propio, original, sin dejar de destacar como lo hace la crítica María Bermúdez de la Universidad de Alicante, “la alta dosis de poeticidad presente en su narrativa, sobre todo, agregamos, en las bellísimas descripciones que “inundan su prosa”

Para Cozarinsky, el papel destacado que desempeñó Silvina en el ámbito de las artes y  las letras es “el secreto mejor guardado de las letras argentinas.” Y según Mempo Giardinelli su producción narrativa (una veintena de libros) la convierte “posiblemente en uno de los mejores cuentistas argentinos del Siglo XX; su obra es simplemente extraordinaria“

Hemos encontrado en la lectura de sus “Cuentos Completos” publicados por Emecé temas clave para develar su estilo y narrativa: -la crueldad en los niños o de otros para con los niños. Se redimen a través de la maldad. Se trata de la construcción de un” yo opuesto” -la metamorfosis  (“La soga”), (“Hombres animales enredaderas”) el doble (“La casa de azúcar”) Tema que se incluye dentro de “lo siniestro”

-la magia y  la adivinación con predicción del futuro. -el desdoblamiento (“El impostor”) -el tema existencial (Cornelia frente al espejo)         Todos sus cuentos cubiertos por el tul de una ironía sutil; un humor sarcástico que duele.

Nos referiremos por cuestiones de tiempo sobre el tema de la crueldad y aquí debemos dejar a un lado nuestros preconceptos sobre violencia social provocada por necesidades económicas o el tan mentado bullying en las escuelas.

 

Nos respaldamos en Freud al decir que todo niño normal tiene afición por la crueldad, las criaturas no son ángeles sino “perversos polimorfos”, esta es la gran revolución del mencionado investigador. ; la etapa que Silvina cubre es de 4 a 9 años y preferentemente de 4 a 6.Según María Bermúdez Martínez, el tema de la crueldad en los personajes niños es “un eje central de expresión en nuestra autora “Lo oscuro e incierto, dice Elena Montagud López, se instala en lo familiar y conocido.

Presencia de la voz alemana “unheimlich”, descubrir lo siniestro, darlo a luz.

Desarrollaremos algunos de estos cuentos: “Voz en el teléfono” (“La furia”, 1959)

El narrador es una voz masculina que cuenta las razones por las cuales él no puede encender ni un cigarrillo. Fernando, el narrador cuenta cómo le agradaba a los 4 años jugar con fósforos hasta “vivir por ellos”; era una verdadera obsesión fomentada por las negativas de su madre y la complacencia del cocinero en la cocina. La autora hace la descripción de la casa, los innumerables cuartos, la multitud de criados, divididos en verdaderos bandos a favor o no de la patrona. Se describe el cumpleaños, la pelea de la madre y el cocinero y los preparativos de la fiesta. Silvina aprovecha para hacer una crítica velada a la burguesía a la que pertenece.

La madre se encierra con otras madres en una piecita hablan de medidas ideales de busto y caderas, como así también de otros temas personales. Fernando, ya aburrido, se había metido allí, escondido, escucha y mira todo, hasta que su madre lo ve y lo echa. El niño se va pero se lleva las llaves de la habitación que estaban sobre una mesita y la cierra con llave. Las mujeres consideraron mejor el estar encerradas, así se desentendían de los niños. Fernando junto  a un nuevo amigo que llega y en compañía de los otros quieren hacer una fogata: usan juguetes, papeles, cartones, paja de las  cajas de regalos y se enciende un fuego enorme que se va haciendo cada vez más grande. Los criados protegen a los niños y los llevan a los niños a una placita cercana. La última vez que vio Fernando a su mamá fue asomándose a la ventana del 2do piso. Así concluye el cuento.

El vendedor de estatuas” (   “Viaje olvidado “1937)

 

 

Aquí un niño de 7 años convive en una pensión con un vendedor de estatuas, cuyo taller se encuentra al lado. Octaviano, que así se llama el vendedor empieza por recibir en los almuerzos y cenas, pataditas en sus piernas por parte del niño (Tirso).Esta animosidad va en aumento y se rompen las “reglas del orden natural”. El niño se introduce siguiéndolo al comercio, juega con las estatuas, monte los leones, los pinta de colorado y finalmente le hace marcas con un cortaplumas.

Al principio Octaviano juega a no verlo, pero lo obsesiona la conducta del niño. Cierta noche el vendedor ve las marcas que está haciendo Tirso en sus estatuas y se esconde en un armario para sorprenderlo infraganti. Tirso le pone llave al armario y todo indica, aunque el final es ambiguo como en tantos cuentos, que el vendedor morirá adentro del armario por falta de aire. “Infracción “(al orden natural) y “desvío” comenta Enrique Pezzoni y prosigue “El enunciado muestra lo atroz bajo el aspecto cómico” así, continúa cada  elemento recibe una doble significación, siendo en un nivel la confirmación de la regla y en otro una desviación.”

Bianco, uno de los primeros críticos que se ocupó de la obra de Silvina, según Pezzoni es el primer crítico que discierne en la literatura de Silvina Ocampo la construcción de dos órdenes: el que él llama “natural” versus lo que denomina “milagroso”. Nosotros junto con Pezzoni nombraremos esta última actitud de los personajes de Silvina como “lo insólito”, lo que se opone a una regla social establecida “Lo insólito” (lo fuera der orden común) es vivido como “normal” por el personaje o los personajes que rechazan las formas de conductas impuestas como “naturales” por el espacio social. Y los transgresores son muchas veces los niños. “En el otro extremo, sigue diciendo Pezzoni, los adultos, que fijados en su propia versión de la realidad ignoran “toda prueba de verdad”.

Otro ejemplo en que la realidad “verdadera” es reemplazada por lo fantasmagórico es el cuento “Las fotografías”

Del libro “La furia” (1959): la narradora es una niña, espectadora de los sucesos que se cuentan; el relato está aquí en tercera persona. Mucho se ha hablado de las concesiones de Silvina al lenguaje de los niños y en esto se acerca a Cortázar (Final de juego, Los venenos).Un ejemplo es el uso del artículo delante de los nombres propios de los invitados a un cumpleaños de una niña paralítica  que había sido sacada  del hospital hacía un mes. Así la narradora cita a “la Clara”, “el Cordero”, “la desgraciada de Humberta; para amortiguar la espera, nadie podía comer ni beber nada “nos entretuvieron contando cuentos de accidentes más o menos fatales “dice la niña narradora.

Lo real, lo “normal” son las reglas sociales aquí exageradas y que llegan a la caricatura. Lo insólito: la agasajada muere al final del festejo. Las descripciones del armado de la fiesta y los distintos cuadros del mismo provocan una risa irónica y hasta dolorosa. Hay una exageración del ambiente de la pobre niña en las distintas poses y el ir y venir de los familiares que hablan y opinan, tratándola como a un objeto inmóvil. El mal gusto prima en los arreglos florales, en el ambiente casi opresivo que embarga a la niña y los niños invitados. Los adultos están en lo suyo, en sacarle fotografías sin reparar en la situación física y psíquica de  la cumpleañera Adriana, he aquí un pasaje revelador: “Adriana  hizo una mueca de dolor.””(…) le levantaban la cabeza, le abotonaban el cuello, le ponían polvos, le pintaban los labios, le ponían almohadones y adornos”  Adriana sudaba y hacía muecas. Adriana se quejaba. Realmente esas habían sido las señales previas:

 

                        “(…) advertimos que estaba dormida. La cabeza colgaba de su cuello como un melón.” Y Silvina remata así el cuento:

                        “¡Qué injusta es la vida!¡En lugar de Adriana, que era un angelito, hubiera podido morir la desgraciada de Humberta.”

 

 En “La furia”, del libro homónimo,1959,un adolescente, del que no sabemos el nombre ni la edad, cuenta en primera persona a Octavio la historia de Winifred, cuyo apellido no conocía; la había encontrado en la Plaza y en el Zoológico cercano. Ella era más grande que él, tendría unos 20 años, era filipina y llevaba en sus brazos un niñito al que cuidaba y al que le gustaba tocar incesantemente el tambor. Winifred le cuenta al narrador la historia de una amiga en su país natal; cómo las disfrazaban de ángeles (tema de la máscara).Esta “amiga “ se llamaba Lavinia y muere vestida de ángel rosa porque el cirio que llevaba Winifred le quema  desde atrás, comenzando por el pelo. No la pudieron salvar. Resultan horrorosos los actos con que Winifred quería corregir el “orgullo” de Lavinia. En la filipina se esconde la norma  exagerada obsesiva; hechos como ponerle ratones y sapos en la cama o vestirse de fantasma con hojas de banano para asustar a Lavinia que se descomponía y desmayaba. Lo que resulta curioso es la forma “normal” en que Winifred cuenta la historia. Ha ido a buscar el recuerdo de su niñez, realiza como dice Pezzoni una renegación de su yo y ante las preguntas del joven sobre su crueldad ocurre este diálogo:

                   “_Qué cruel fuiste con Lavinia !

   _Cruel, cruel?, me respondió con énfasis. Cruel soy con el resto del mundo. Cruel seré contigo_dijo_mordiendo mis labios. Winifred se levanta y se va. El joven como “contagiado” de esa crueldad “salvadora”, mata al niño que no para de tocar el tambor; lo hace con su propio cortaplumas. Termina en la cárcel y dice con una comicidad ácida .irónica, sarcástica: ”Siempre fui así, por no provocar un escándalo fui capaz de cometer un crimen “Recordemos a este respecto unos versos de Silvina:

 

                                              “La espectadora soy desesperada

                                              De la malignidad con traje de hada.”

                                              “(…)No digo la verdad

                                              Y si la digo es como si mintiera.

 

                                               Del árbol soy la horrible enredadera

                                               Que de abrazar al árbol lo estrangula

                                               Porque el amor al crimen me vinculo.”

 

No tenemos tiempo en este Encuentro para adentrarnos en otras variaciones de la crueldad como la niñez igualadora que al irse causa dolor en las hijas del puestero de la estancia “El Remanso”; o la historia de Lucas, de la clase burguesa, aparentemente visitado en su cumpleaños 6to_los padres estaban ausentes del país_ por seis niñas que representarían los 7 pecados capitales(“Las Visitas”);o la mujer que aloja en su casa a un pequeño criminal(había ahogado a un niño en la zanja),buscado por la justicia. La mujer despechada con su marido, induce al pequeño huésped a que matara a su marido (“La Oración”)

Tampoco he podido detenerme en los recursos estilísticos de Silvina. De la lectura atrapante de sus Cuentos Completos recomiendo “El Impostor” del libro “Autobiografía de Irene”, un cuento largo, inusual en nuestra autora, casi una pequeña nouvelle, que la acerca a Borges por el uso de testimonios escritos para mayor veracidad de la historia; otro es “La casa de azúcar” con la metamorfosis y el desdoblamiento de la protagonista y finalmente uno de los últimos cuentos, llevado al cine: ”Cordelia en el espejo” donde la ambigüedad y el problema existencial están admirablemente resueltos.

Dijo de ella la crítica  Raquel Prestigiá como: “Una enunciación desconcertante; una constante dispersión del Sujeto narrador que no hace sino generar ambigüedad y contribuir a la incertidumbre”

Recordemos las palabras de Silvina Ocampo, única, rebelde, antiintelectual e irracionalista: ”Los actos más crueles que hay en mis cuentos ,están sacados de la realidad”, fui testigo o escucha.

 

Susana Boéchat es Argentina, Porteña, Profesora de Lengua Española, Latín y Literatura. Master en Lengua y Literatura en la Universidad Nacional de Rosario. Posgrado en Ciencias de la Educación. Poeta, Escritora y Ensayista premiada infinidad de veces por sus obras literarias. Es desde el 2002 integrante de la Academia de Letras y Artes de Brasilia en la República de Brasil.

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