Ensayos

LA INSERCION SOCIAL A TRAVÉS DE LA CULTURA -Elías D. Galati

LA INSERCION SOCIAL A TRAVÉS DE LA CULTURA

 

Uno de los graves problemas del mundo actual, lo constituye el creciente número de personas que se encuentran afectadas en su inserción social.

Hay elementos primordiales y necesidades básicas que deben ser satisfechas para que el hombre pueda vivir dignamente, y sin las cuales se encuentra en un ámbito de marginalidad.

Es fundamental la situación pacífica en las comunidades, ya que el estado de beligerancia atenta contra la esencia de la vida, y no permite la proyección, el progreso ni la condición de vida elemental para la subsistencia, la crianza de los hijos y el trabajo y desarrollo de un país.

Asimismo la alimentación adecuada, constante y permanente, y la buena nutrición sobre todo de los niños hace a una sociedad que se precie de ser provechosa y respetuosa de los pilares de la nacionalidad y del pueblo.

También la vivienda digna, la educación y el acceso al trabajo bien remunerado constituyen la existencia de los seres dentro del contexto social.

Cuando fallan en la concreción, y vastos sectores carecen de algunos de estos elementos, la sociedad se encuentra en problemas, hay miseria, marginalidad, se detiene el desarrollo y el progreso y se amenaza la seguridad de los ciudadanos  y el bien de la república.

Cada vez es mayor la cantidad de personas que carecen de recursos, y el mundo globalizado y las sociedades capitalistas, conspiran contra la resolución del problema.

Los recursos están mal repartidos, por lo general se favorece a adeptos, amigos y seguidores, y las cúpulas de la función pública se benefician con ingresos extraordinarios que son subvencionados por el trabajo de una parte de la sociedad que se encuentra a mitad de camino entre los que viven bien o gozan de las prebendas de la autoridad, y los que se encuentran en situación de emergencia.

Los asentamientos, las villas, la gente en situación de calle, son otro ejemplo patente de la falta de inserción social, aun cuando se pregone que es un derecho la vivienda digna.

La falta de acceso a la educación y la deserción escolar comprende otro de los obstáculos del progreso y la falta de un trabajo adecuado, que se pretende paliar con subsidios, planes, becas y entregas simbólicas de dinero termina por pintar un panorama nada alentador.

En el transcurso de la historia se ha demostrado que es la educación y la cultura la llamada a dar al individuo las herramientas y la capacidad para intentar salir de la situación.

Por otra parte es una forma libre, elegida y digna de encarar el problema social.

El aprendizaje y la lectura forman el carácter y la voluntad y preparan al hombre para que pueda navegar hacia su propio destino, con sus armas, sus apetencias y sus ideales, y conseguir la sabiduría que es en el fondo, como encarar la vida, saber vivir, encontrar la relación entre la existencia y el ser, entre lo que soy y lo que vivo dentro de la sociedad.

Cuando mayor es el abandono educativo, cuando menos se instruye la gente, menos sabe y más propensa está a ser dominada.

Solo el saber hace hombres libres y permite que se puede elegir por si mismo, y no depender de recetas impuestas por los gobernantes.

En nuestro país hace ya más de 200 años, Mariano Moreno expresaba: si los pueblos no se ilustran, si no se popularizan sus derechos, cambiamos de tirano en lugar de terminar con  la tiranía.

El primer imperativo social es sostener que el hombre necesita una buena alimentación, una vivienda digna, y un trabajo que sostenga sus necesidades, como así también una buena educación, que lo capacite, lo desarrolle y le dé las herramientas necesarias para encontrar su destino a partir de lo que es y siente, lo que proyecta y elige, lo que desea y sostiene a partir de sus tradiciones, sus verdades y sus ilusiones.

El Estado debe ser el primer propulsor de estas condiciones, y es su obligación como ejecutor y garante de los derechos y garantías de los habitantes.

Pero también todos nosotros debemos mancomunarnos y alentar con nuestra voluntad y nuestro esfuerzo el respeto y la responsabilidad de la dignidad de todos nuestros hermanos.

 

Elías D. Galati

DIOS ES JUSTO

La condición humana si bien comprende la naturaleza del hombre está teñida por circunstancias históricas, sociales y particulares que acompañan al ser individual y a las comunidades en general.

Una de ellas, inviable y que ha marcado transversalmente a los pueblos es el poder.

No se puede evitar el poder, todos en alguna manera tenemos algo de poder, en principio sobre nosotros y sobre algunos más que nos rodean o no.

Existen diversos poderes, el poder de la fuerza, el de la racionalidad, el de la palabra, el del amor entre otros.

Decía Martín Buber que no existe poder sin amor, ni amor sin poder, y la forma en que se ejerce determinará el destino de las sociedades.

Alguien detenta el poder, una persona o un grupo, y otros están obligados a obedecer y estar sujetos a ese poder.

Cuando el poder está impregnado de amor y de racionalidad, se produce el progreso y el avance de toda la comunidad hacia su destino.

Pero es evidente que es motivo de división de las aguas entre los que conforman el entramado social.

Hay una tendencia al abuso del poder, y el que lo tiene se siente a veces liberado de su responsabilidad y lo ejerce autoritariamente, y el que sufre el poder muchas veces siente también que es dominado y explotado por los poderosos.

Es la condición humana y lograr el equilibrio como quería Platón que fueran las sociedades morales y éticas es difícil y es una tarea cotidiana y diríamos educativa de todos, dominantes y dominados, para que en su lugar se transformen en grupos sociales que toman decisiones en consenso con la totalidad de los miembros, y quienes aun en disenso acepten el mandato de las mayorías en un marco de igualdad, respeto y dignidad.

El poder tienta, y con mayor razón cuando se logra una gran cantidad de poder y no existe control sobre los actos de los poderosos.

El hombre y los grupos creen que son ellos, sus virtudes y sus ideas, y no el mandato de toda la comunidad, lo que debe primar, y se sienten inmunes e inimputables.

Como en el fondo del corazón de cada uno, se tiene conciencia de la finitud del hecho humano, y que en algún momento termina, hay otra tentación más acendrada que es la de borrar las huellas, conseguir la manera de no ser juzgados en el futuro, y que se pueda luego del ejercicio del poder,  gozar de aquello que se ha conseguido.

Mientras dura el poder, de todas formas, cambiando normas, pactando con posibles sucesores, o dando prebendas e incorporando a otros en sus actividades se pretende zafar de la situación en el futuro.

Solón uno de los siete sabios griegos, cuando Atenas le encomendó investigar los gobiernos de los pueblos conocidos, sentenció: "las leyes son como las telas de araña, atrapan a las moscas chicas y dejan escapar a las grandes".

Por supuesto que existen armas y formas desde el poder para intentar hacer desaparecer los rastros de aquello que no fue bien hecho, o en perjuicio de los gobernados, o directamente en abierta violación de las leyes y de las instituciones.

Hay maneras muy sofisticadas, y la astucia de quienes la ejercen encuentra sistemas muy complejos y enredados que ocultan la verdad.

Pero sin embargo Dios es justo, se crea o no en la deidad, hay algo en la naturaleza que controla al ser, en forma de conciencia ya sea individual o colectiva, que en algún momento se dispara, sin saber como ni cuando, y pone a la luz todo aquello que una extraordinaria arquitectura  pretendió ocultar.

Mi padre sostenía que todo se paga en la vida, aquí y allá. Que allá él creía pero que aquí estaba seguro.

Y como decía Alexis Carrel que el hombre olvidó que la naturaleza nunca perdona, y como nada se pierde, todos nuestros actos tienen una consecuencia, no sabemos en que momento, pero alguna vez se disparará y como dice la Escritura la sangre de los inocentes caerá sobre sus cabezas.

Podemos intentar todo lo que está a nuestro alcance desde el poder para tapar lo que no ha sido bueno, o lo que ha sido perverso, pero al fin y al  cabo el intento será vano.

Los pueblos no olvidan y Dios es justo.

LA INSERCION SOCIAL A TRAVÉS DE LA CULTURA

 

Uno de los graves problemas del mundo actual, lo constituye el creciente número de personas que se encuentran afectadas en su inserción social.

Hay elementos primordiales y necesidades básicas que deben ser satisfechas para que el hombre pueda vivir dignamente, y sin las cuales se encuentra en un ámbito de marginalidad.

Es fundamental la situación pacífica en las comunidades, ya que el estado de beligerancia atenta contra la esencia de la vida, y no permite la proyección, el progreso ni la condición de vida elemental para la subsistencia, la crianza de los hijos y el trabajo y desarrollo de un país.

Asimismo la alimentación adecuada, constante y permanente, y la buena nutrición sobre todo de los niños hace a una sociedad que se precie de ser provechosa y respetuosa de los pilares de la nacionalidad y del pueblo.

También la vivienda digna, la educación y el acceso al trabajo bien remunerado constituyen la existencia de los seres dentro del contexto social.

Cuando fallan en la concreción, y vastos sectores carecen de algunos de estos elementos, la sociedad se encuentra en problemas, hay miseria, marginalidad, se detiene el desarrollo y el progreso y se amenaza la seguridad de los ciudadanos  y el bien de la república.

Cada vez es mayor la cantidad de personas que carecen de recursos, y el mundo globalizado y las sociedades capitalistas, conspiran contra la resolución del problema.

Los recursos están mal repartidos, por lo general se favorece a adeptos, amigos y seguidores, y las cúpulas de la función pública se benefician con ingresos extraordinarios que son subvencionados por el trabajo de una parte de la sociedad que se encuentra a mitad de camino entre los que viven bien o gozan de las prebendas de la autoridad, y los que se encuentran en situación de emergencia.

Los asentamientos, las villas, la gente en situación de calle, son otro ejemplo patente de la falta de inserción social, aun cuando se pregone que es un derecho la vivienda digna.

La falta de acceso a la educación y la deserción escolar comprende otro de los obstáculos del progreso y la falta de un trabajo adecuado, que se pretende paliar con subsidios, planes, becas y entregas simbólicas de dinero termina por pintar un panorama nada alentador.

En el transcurso de la historia se ha demostrado que es la educación y la cultura la llamada a dar al individuo las herramientas y la capacidad para intentar salir de la situación.

Por otra parte es una forma libre, elegida y digna de encarar el problema social.

El aprendizaje y la lectura forman el carácter y la voluntad y preparan al hombre para que pueda navegar hacia su propio destino, con sus armas, sus apetencias y sus ideales, y conseguir la sabiduría que es en el fondo, como encarar la vida, saber vivir, encontrar la relación entre la existencia y el ser, entre lo que soy y lo que vivo dentro de la sociedad.

Cuando mayor es el abandono educativo, cuando menos se instruye la gente, menos sabe y más propensa está a ser dominada.

Solo el saber hace hombres libres y permite que se puede elegir por si mismo, y no depender de recetas impuestas por los gobernantes.

En nuestro país hace ya más de 200 años, Mariano Moreno expresaba: si los pueblos no se ilustran, si no se popularizan sus derechos, cambiamos de tirano en lugar de terminar con  la tiranía.

El primer imperativo social es sostener que el hombre necesita una buena alimentación, una vivienda digna, y un trabajo que sostenga sus necesidades, como así también una buena educación, que lo capacite, lo desarrolle y le dé las herramientas necesarias para encontrar su destino a partir de lo que es y siente, lo que proyecta y elige, lo que desea y sostiene a partir de sus tradiciones, sus verdades y sus ilusiones.

El Estado debe ser el primer propulsor de estas condiciones, y es su obligación como ejecutor y garante de los derechos y garantías de los habitantes.

Pero también todos nosotros debemos mancomunarnos y alentar con nuestra voluntad y nuestro esfuerzo el respeto y la responsabilidad de la dignidad de todos nuestros hermanos.

 

Elías D. Galati

DIOS ES JUSTO

La condición humana si bien comprende la naturaleza del hombre está teñida por circunstancias históricas, sociales y particulares que acompañan al ser individual y a las comunidades en general.

Una de ellas, inviable y que ha marcado transversalmente a los pueblos es el poder.

No se puede evitar el poder, todos en alguna manera tenemos algo de poder, en principio sobre nosotros y sobre algunos más que nos rodean o no.

Existen diversos poderes, el poder de la fuerza, el de la racionalidad, el de la palabra, el del amor entre otros.

Decía Martín Buber que no existe poder sin amor, ni amor sin poder, y la forma en que se ejerce determinará el destino de las sociedades.

Alguien detenta el poder, una persona o un grupo, y otros están obligados a obedecer y estar sujetos a ese poder.

Cuando el poder está impregnado de amor y de racionalidad, se produce el progreso y el avance de toda la comunidad hacia su destino.

Pero es evidente que es motivo de división de las aguas entre los que conforman el entramado social.

Hay una tendencia al abuso del poder, y el que lo tiene se siente a veces liberado de su responsabilidad y lo ejerce autoritariamente, y el que sufre el poder muchas veces siente también que es dominado y explotado por los poderosos.

Es la condición humana y lograr el equilibrio como quería Platón que fueran las sociedades morales y éticas es difícil y es una tarea cotidiana y diríamos educativa de todos, dominantes y dominados, para que en su lugar se transformen en grupos sociales que toman decisiones en consenso con la totalidad de los miembros, y quienes aun en disenso acepten el mandato de las mayorías en un marco de igualdad, respeto y dignidad.

El poder tienta, y con mayor razón cuando se logra una gran cantidad de poder y no existe control sobre los actos de los poderosos.

El hombre y los grupos creen que son ellos, sus virtudes y sus ideas, y no el mandato de toda la comunidad, lo que debe primar, y se sienten inmunes e inimputables.

Como en el fondo del corazón de cada uno, se tiene conciencia de la finitud del hecho humano, y que en algún momento termina, hay otra tentación más acendrada que es la de borrar las huellas, conseguir la manera de no ser juzgados en el futuro, y que se pueda luego del ejercicio del poder,  gozar de aquello que se ha conseguido.

Mientras dura el poder, de todas formas, cambiando normas, pactando con posibles sucesores, o dando prebendas e incorporando a otros en sus actividades se pretende zafar de la situación en el futuro.

Solón uno de los siete sabios griegos, cuando Atenas le encomendó investigar los gobiernos de los pueblos conocidos, sentenció: "las leyes son como las telas de araña, atrapan a las moscas chicas y dejan escapar a las grandes".

Por supuesto que existen armas y formas desde el poder para intentar hacer desaparecer los rastros de aquello que no fue bien hecho, o en perjuicio de los gobernados, o directamente en abierta violación de las leyes y de las instituciones.

Hay maneras muy sofisticadas, y la astucia de quienes la ejercen encuentra sistemas muy complejos y enredados que ocultan la verdad.

Pero sin embargo Dios es justo, se crea o no en la deidad, hay algo en la naturaleza que controla al ser, en forma de conciencia ya sea individual o colectiva, que en algún momento se dispara, sin saber como ni cuando, y pone a la luz todo aquello que una extraordinaria arquitectura  pretendió ocultar.

Mi padre sostenía que todo se paga en la vida, aquí y allá. Que allá él creía pero que aquí estaba seguro.

Y como decía Alexis Carrel que el hombre olvidó que la naturaleza nunca perdona, y como nada se pierde, todos nuestros actos tienen una consecuencia, no sabemos en que momento, pero alguna vez se disparará y como dice la Escritura la sangre de los inocentes caerá sobre sus cabezas.

Podemos intentar todo lo que está a nuestro alcance desde el poder para tapar lo que no ha sido bueno, o lo que ha sido perverso, pero al fin y al  cabo el intento será vano.

Los pueblos no olvidan y Dios es justo.

Elías D. Galati

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